A fines de la década del ‘60 y comienzos del ‘70, la Confitería Neptuno, construida en la Ciudad Deportiva de Boca Juniors, en terreno ganado al río sobre la Costanera Sur, era un punto de encuentro insoslayable de los porteños. Su estructura redondeada de hormigón armado y su techo rojizo con forma de volcán le daban al sitio una fisonomía única. Y las instalaciones del lugar, distribuídas en varios niveles, incluían un restaurante, una confitería, una boîte, una pileta de natación y hasta un bar con unos ventanales desde los que era posible ver a la gente que nadaba en la piscina.