Gisela Tuñón transita en su auto para realizar las compras en el distrito de Almirante Brown y sabe que volverá con algún perro lastimado o en estado de abandono. Desde hace 20 años, muestra ese tipo de actitudes por «vocación y amor». Eso que también la tiene al frente de la Fundación Vida Animal, un espacio donde hoy cuida alrededor de 80 perros, los recupera e intenta darlos en adopción.
En las afueras de Burzaco, Gisela decidió ambientar su casa para llevar adelante este proyecto. “Durante el día, los animales están libres en el campo y, de noche, vuelven a los caniles amplios; ya sea por una cuestión de seguridad o para que no se escapen”, le cuenta a Popular. Junto con un grupo de voluntarias, se encarga de diversas labores, entre ellas alimentarlos, llevarlos a castrar, curarles diversas heridas y realizar consultas en veterinarias de la zona.
“Siempre salimos a buscar animales en los lugares más necesitados o ayudamos a quienes no tienen los medios necesarios para castrarlos”, comenta Gisela sobre su tarea. Y continúa en su relato: “Si no lo hago yo u otra gente, los perros terminan sufriendo y muriéndose. Muchas veces pienso que no puedo seguir rescatándolos de la calle, pero cómo hago para hacer de cuenta que no los vi. Tengo que agarrarlos. Después veo cómo los curo y les doy de comer”.
Tanto Gisela como sus voluntarias advierten que en el Conurbano “hay mucho abandono y maltrato de animales”. Y los números lo confirman: según datos del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires publicados meses atrás, la cantidad de perros en situación de calle supera los seis millones en territorio bonaerense. A nivel nacional, la situación es aún más alarmante, ya que la cifra se encuentra por encima de los 20 millones.
Más allá de los perros, en Fundación Vida Animal también rescatan y recuperan caballos en estado de abandono. “Me ha pasado de abrir el portón de casa y encontrarme con un caballo que agonizaba. Varias veces nos ocurrió lo mismo con cachorros. Y hasta hace pocos meses teníamos un carpincho que recuperamos de las últimas inundaciones”, recuerda la encargada del espacio.
Un punto clave para este proyecto es el proceso de adopción. De eso se encarga Romina Perazzo, quien también está al frente de las redes sociales del grupo. “Cuando son cachorros, les pedimos a las personas que tengan el compromiso de castrarlos cuando cumplan seis meses. También, les solicitamos que les pongan chapita identificatoria y vivan en un lugar donde no exista la posibilidad de que se escapen”
“A través del formulario que nos completan, necesitamos saber a qué se dedican, cuánto tiempo va a pasar solo el animal, si tiene los medios necesarios para mantenerlo y si podrán hacerse cargo en caso de que se enferme. Son preguntas básicas para tener la tranquilidad de que el animal va a estar bien. No queremos que lo abandonen por nada del mundo”, agrega.
En Fundación Vida Animal, Nicolás adoptó a Gutiérrez, un galgo de casi tres años. «Toda la vida tuve perros y hace rato que venía con ganas de adoptar una. Tardé un poco más de lo que hubiese querido desde el deseo, porque necesitaba primero acomodar algunas cosas. Tener un perro te cambia la vida para bien, pero también es una responsabilidad y hay que estar seguro a la hora de tomar la decisión»,